viernes, 15 de julio de 2016
Aparentemente...normales
Después de una semana de fiesta y jolgorio, acaban los Sanfermines de Pamplona.
Nunca he estado en Pamplona, no he vivido esta fiesta y no me apetece entrar a valorar si la veo mejor o peor; salvajada o tradición. Ahora ese no es el tema.
Pamplona ha de ser una bonita ciudad. Conozco gentes de allí y son personas afables y nobles, amigos de sus amigos, buena gente, como se suele decir.
La verdad es que fiestas de este tipo, masificadas, nunca han estado en mi calendario personal ni creo que lleguen a estarlo dada mi fobia a las aglomeraciones.
Entiendo en cualquier caso que gentes de todos los rincones del planeta, decidan un día hacer la maleta y viajar hasta allí para vivir en directo el ambiente y la emoción que esos días se concentra en Pamplona.
Esta semana no he visto el Chupinazo ni los cantos al Santo; no he visto imágenes de personas corriendo delante de los astados ni las posteriores corridas en la plaza. No he visto reportajes de gente comiendo pinchos en los bares ni coloreando en vino sus blancos atuendos.
Me quedé con la imagen mental de 5 hombres llevando a una chica a un portal. Contra su voluntad. A la fuerza. Atacando su cuerpo y su dignidad. Violando su alma y su consciencia.
La noticia de este acto que no puede considerarse humano me golpeó como si de una bola de hierro se tratara.
Seguramente esa chica pensó que pasaría unas fiestas inolvidables con amigos. No pensó que lo inolvidable sería ese momento en que 5 hombres decidieron que aquello también formaba parte de la celebración. Privar de voluntad a un cuerpo y festejarlo tanto como el encierro de ese día.
Pienso que igual eran 5 hombres "aparentemente normales".
¿Normales? . ¿Qué entendemos por normalidad? ¿Dónde acaba la fiesta y empieza el delito consciente?
Lo peor es que casos como este se han repetido en los últimos años en mayor o menor grado.
Sólo en la fiesta de este año se han registrado 4 denuncias por violación, 1 por intento y 11 más por tocamientos no consentidos. 16 hombres detenidos. Aparentemente normales todos. Hombres que creyeron que la fiesta incluía barra libre de abuso a mujeres.
Los tan recurridos "piropos" que no son más que otro tipo de acoso y abuso; los tocamientos, magreos, lametones incluso; rasgaduras de ropa y demás actos de violencia contra las mujeres. Y las violaciones. Tomar un cuerpo a tu voluntad y encima creer que es divertido y digno de ser grabado en vídeo.
Ya basta de esta cultura asquerosa del macho dominante que hace y deshace a su antojo.
Que encima se insinúe que si vas a una fiesta de este tipo ya sabes a lo que te expones, bonita. Que sabes que en el fondo te gusta, que es diversión mujer, tampoco es tan grave. Hay que vivir, ¡que son dos días! .
Y que cuando suene el "Pobre de mí" volveremos todos a casa y aquí no ha pasado nada. En plan "lo que pasa en las Vegas....".
Pero resulta que esas chicas no querían ser tocadas sin permiso. No querían palabras denigrantes de tipos repugnantes. Esas chicas tenían la libertad de salir a disfrutar y pasarlo bien. Sin abusar de nadie, sin agredir ni humillar a nadie.
Me repugna pensar en ellos. Me dan asco.
Las autoridades condenan pero se vanaglorian porque parece que la población "está mucho más sensibilizada" que en ediciones anteriores. ¡ Qué alivio, oiga!
Al final, cuando sólo queden las calles vacías y los ecos de la fiesta, todo quedará como un episodio gris dentro de tanto colorido.
Y los animales...no fueron los toros. A esos, se les mató sin piedad a pesar de su inocencia.
Los otros, seguramente , en breve vuelvan a sus vidas "aparentemente normales".
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